Justo Vasco

La estabilidad: años 80

Efectivamente, los años 80 trajeron la dedicación de Justo al mundo literario y editorial, en cuerpo y alma. Y a tiempo completo.

Y, sin embargo, la década de los 80 trajo drásticos cambios no solo a Cuba, sino al resto del mundo, sobre todo, a los países del bloque socialista y a los situados en lo que se dio a conocer como el otro lado del telón de acero.

La cabeza visible de lo que se conoció como Perestroika fue el dirigente reformista Mijaíl Gorbachov que, en 1985, resultó fue elegido secretario general del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética) y, por tanto, erigido en el máximo dirigente soviético.

A través de la Perestroika, de lo que se trataba era de cambiar el modelo de gestión socialista para poder mantenerlo. El objetivo básico en que se sustentó fue el de transformar el sistema de gestión centralizada imperante hasta el momento, que se había mostrado como ineficaz e ineficiente, en un sistema menos centralizado y más abierto, adaptado a los requerimientos de un mercado moderno y cada vez más globalizado, ágil y mutable.

Para conseguirlo, el primer paso fue permitir una cierta autonomía local, seguido del desarrollo de un programa especial para modernizar tanto la industria como la ingeniería y, sobre todo, actualizar los modelos de gestión económica, muy descuidados, desfasados y anquilosados.

A la vez, las reformas también pretendían luchar contra lacras como la corrupción, el alcoholismo y el absentismo laboral, que constituían graves rémoras para el sistema; se propugnó una cierta liberalización económica que permitía a las empresas tomar decisiones por su cuenta, sin que siguiera siendo necesario consultar a las autoridades y empezó a fomentarse tanto la empresa privada como las sociedades conjuntas, con un número todavía pequeño y limitado de compañías extranjeras que impulsaran la inversión en la Unión Soviética.

Mientras esto ocurría en Moscú, en Cuba encontramos a un Justo Vasco que, desde junio de 1980 y hasta 1995, trabajó para el Establecimiento Editorial Arte y Literatura, dependiente del Instituto Cubano del Libro, con domicilio en Calle O’Reilly, 4 de La Habana Vieja, creada el 17 de diciembre de 1979 por la resolución 57-79 del Ministerio de Cultura.

Y muy pronto ocuparía el puesto de Redactor Editor A como Especialista Principal del grupo de trabajo de la Redacción de Países Socialistas del Establecimiento Editorial Arte y Literatura, con efectos desde 1 de mayo de 1983.

Además, fue guionista de una serie de diez documentales de los Estudios Fílmicos del MININT sobre la Policía Nacional Revolucionaria de Cuba (PNR)

Un repaso por el expediente laboral de Justo muestra, por ejemplo, que en 1980, además de hacer trabajo voluntario, obtuvo resultados satisfactorios. “Posee un buen dominio de su área temática. Debe continuar profundizando sus conocimientos en el trabajo de redacción de estilo y edición propiamente dichos.

Hubo algunos retrasos en la entrega de informes y otros trabajos. Alertan al compañero a no descuidar ese parámetro”.

O en 1981, apuntes más sencillos: trabajo voluntario y valoración positiva y satisfactoria, con algún retraso.

En 1982, Justo realiza de un Postgrado en Literatura Soviética Contemporánea, años 50 a 70, convertido ya en el especialista principal de Redacción de Países Socialistas. Certificado con la calificación de Excelente en el curso de postgrado “Literatura Soviética Contemporánea, décadas del 50 al 70”. (9-3-82)

Es a partir de este año que también comienzan las referencias a la organización y participación en eventos literarios de primer orden. Por ejemplo, Justo participó activamente en la Feria del Libro y trabajó en la Jornada de la Cultura Soviética y en el congreso de la UNEAC. Y representó a Cuba en un evento editorial en Checoslovaquia.

Una Feria del Libro muy especial, en la que el trabajo de Justo provocó una Carta de felicitación de 20 de diciembre de 1982 por la labor desplegada en el marco de la celebración de la Primera Feria Internacional del Libro, culminada con júbilo.

Por todo ello, su expediente laboral apunta lo siguiente: “Cumplidor con la Emulación Socialista. Trabajo voluntario. Reconocimiento por haber participado en la feria del libro de 1982. Estudio”.

Tras ser citado para la Producción para la defensa y defensa para la victoria, las Organizaciones Políticas, de Masas y Administrativas informan que durante la reunión de Estudios Militares mantuvo una disciplina Buena así como un aprovechamiento en la preparación combativa de Excelente.

Durante los cursos siguientes, Justo siguió acumulando ese tipo de anotaciones en su expediente: Cumplidor con la emulación socialista. Trabajo voluntario. Estudio… Y empiezan a llegar los premios, galardones y reconocimientos, como el Primer Premio Concurso “Aniversario de la Revolución”

Además, en 1983 participa como Jurado en el Encuentro provincial de Talleres Literarios (28-30 de octubre en Varadero) y organiza otros varios Talleres literarios.

Apunte médico: certificado médico (20-5-83) Iriris O.I. Reposo 6 días.

Esta dedicación a todo lo referente con la literatura, a través de actividades tan distintas como complementarias, deriva en la escritura y publicación de sus primeras novelas de ficción. Así, en 1983 asistimos a la publicación de “Completo Camagüey”, a cuatro manos con Daniel Chavarría, ganador del premio “Aniversario de la Revolución” en la categoría policial. En 1986 sería adaptada a formato radiofónico y emitida por la Radio Pública de Cuba, en horario de máxima audiencia.

El año 1984 continúa un camino muy parecido: todo satisfactorio. Así, Justo participa en diversos eventos por la UNEAC y otras instituciones culturales como el Centro Juan Marinello y el Alejo Carpentier. Además, fue como delegado al Fórum de Narrativa Cubana y se mostró especialmente activo en lanzamientos editoriales, presentaciones y otras actividades de la Feria del Libro 1984.

Igualmente, fue jurado del premio David 1984 y participó en encuentros provinciales de diferentes talleres literarios.

De nuevo a cuatro manos, con Daniel Chavarría, Vasco escribe “Primero muerto”, volviendo a ganar el premio “Aniversario de la Revolución” en la categoría policial, aunque la novela no se publica hasta 1986.

Un dato curioso, relativo al año 1984: el expediente laboral señala que Justo es “cumplidor. De hecho, su redacción fue la que más destacó en los sobrecumplimientos. Y se destacó notablemente  en el cumplimiento de las tareas de urgencia”. Pero, eso sí, acumula un señalamiento crítico por el título Ole Bienkopp, editado sin nota de contracubierta. Y es que los expedientes laborales cubanos generalizan en todo lo bueno, pero son escrupulosamente puntillistas hasta en el defecto más nimio. Nunca sabremos cuales fueron aquellas tareas de urgencia a las que Justo acudió con presteza y resolución, pero ahí queda ese Ole Bienkopp, carente de nota en la contracubierta.

A lo largo de los años 1984 y 1985, Justo participó en el Taller de Traducción literaria de la UNEAC, en el Fórum de poesía cubana y en la V Jornada de Literatura Soviética en Cuba. Además, participó en la atención a diversas personalidades de la literatura y el campo editorial soviéticos que visitaron el país, así como en diferentes actividades de promoción de la cultura del campo socialista efectuadas en diversas instituciones culturales.

Seguimos avanzando y llegamos a un 1986 que obligaría a Justo a viajar mucho y a no parar de moverse, tanto dentro de Cuba como al extranjero. Así, participa en la Conferencia Internacional de Escritores Policíacos en La Habana, en junio de 1986; en el VIII Congreso de Escritores Soviéticos en Moscú, en julio; en la XIV Edición de Encuentro Nacional de Talleres Literarios, en Manzanillo y en el Encuentro de Traductores de Literatura Cubana en La Habana, en septiembre.

Además de su labor creativa y literaria, Justo realiza otros trabajos de corte más burocrático, aunque todos relacionados con el mundo de las letras, completando informes para el Balance de 1986 y para la Comisión Ministerial sobre la literatura artística extranjera publicada en Cuba.

Sin olvidar una imprescindible labor como traductor, que ha sido de mucho valor en este período, lo que le valió hacerse acreedor del título “Poesía Soviética” el Premio Máximo Gorki de la Unión de Escritores de la URSS, así como el Premio UNEAC de Traducción Literaria.

Otras notas reseñables de estos años: prestigia a la editorial y su obra “Primero Muerto” obtuvo una extraordinaria acogida entre el público lector y, además, Justo se hace merecedor de un Diploma del Ministerio de Enseñanza Superior de la RDA por la divulgación de la literatura de ese país en Cuba.

En 1986 se publica, por fin, “Primero muerto”, una de sus novelas escritas a cuatro manos con Daniel Chavarría, que en 1988 sería adaptada a formato radiofónico y emitida en horario de máxima audiencia por la Radio Pública de Cuba.

Lo más destacado, desde el punto de vista puramente literario, es que Justo escribe, ya solo, “El muro”, novela que le permitiría volver a ganar el premio “Aniversario de la Revolución” en la categoría policial, que no se publicará hasta 1990. El jurado estuvo conformado por Manuel Cofiño, Capitán Guillermo Castañeda Martínez y Daniel Chavarría.

Entre los años 1987 y 1989 Justo Vasco sigue realizando un incesante trabajo planificado y un abundante trabajo no planificado. Tal y como señalamos anteriormente, el expediente laboral, que no detalla los títulos la enorme cantidad de planchas que fueron correctamente realizadas por el equipo de Justo, sí pone especial detalle en los conocidos como “Señalamientos críticos”.

En concreto, en este período se le incluyó “un señalamiento crítico por el título “Poesía soviética” (Edición Nueva Nicaragua), en la que no incluyó el lema por el 70 Aniversario de la Revolución de Octubre en la página de créditos, así como por una indicación de diseño en una de las ilustraciones que no vio, pero debió exigir verlas; igualmente consta otro señalamiento por su entrega atrasada del prólogo de “El maestro y Margarita”, lo que a su vez retrasó la entrega de ese título al taller.

¡Menos mal que el expediente sí hace una apostilla positiva!: “No obstante hay que destacar la alta calidad del trabajo que realiza como editor, sobre todo en revisión de traducciones, cuestión que  a veces no se encuentra dentro de sus planes, y que siempre asume con alta calidad, así como el cotejo con otros idiomas. Especialmente habría que destacar su labor en “El maestro y Margarita”, “El incendio” y “Poesía soviética”

Y también es ilustrativa una de las casillas de los expedientes laborales de Cuba, titulada: “Resultados Económico Sociales del trabajo”. En el caso de Justo, por ejemplo, durante este período podemos leer: “Es un importante factor por su conocimiento de idiomas como el ruso, el inglés, el italiano o el portugués. Su prestigio como intelectual más allá de la Editorial, a nivel nacional y en el seno de la Asociación Internacional de Escritores Policíacos, honra nuestro centro de trabajo. Su espíritu de colaboración dentro de la redacción es un elemento a tener en cuenta”.

Van terminando estos intensos años ochenta y el expediente laboral de Justo recoge comentarios como éste: “Calidad del trabajo realizado: su labor, en general, es de alta calidad. Sus cotejos son muy buenos, sus evaluaciones de títulos y traducciones demuestran su profesionalismo y sus ediciones, en sentido general son buenas. El compañero cumple a cabalidad y con creces este aspecto, ahorrándole, incluso a la editorial, trabajos de meca y corrección, debido a su posibilidad de trabajar con computadora. Cumple con eficiencia su trabajo y adelanta plazos cuando es necesario y posible. Resultados económico-sociales del trabajo: es un factor clave en la redacción por su alta especialización y prestigio como traductor, escritor y editor”.

Y así llegamos a la conclusión del jefe inmediato de Justo: “consideramos que por lo antes expuesto y su participación en varios eventos internacionales como escritor policíaco sin que merme su capacidad y eficiencia en el trabajo como editor, y que por demás honran nuestra editorial, su evaluación es satisfactoria”.

No es de extrañar, pues, que en 1987 llegase la concesión a Justo del Premio Internacional Máximo Gorki de la Unión de Escritores de la URSS por “Poesía Soviética”, que también le valió la obtención del Premio de Traducciones de la UNEAC por el libro Poesía Soviética, que resulta el más completo de su tipo en lengua española.

Y, atención a una de esas informaciones con un hálito de misterio: entre abril y mayo de 1987, Justo disfrutó de una prestación de Servicios en la Dirección de Política Central del MININT, sin que conste a qué dedicó aquellos meses de la primavera cubana.

Noviembre de 1987 es otro mes importante en la biografía de Justo, no en vano fue delegado al IV congreso de la UNEAC, donde fue elegido Secretario Organizador del Ejecutivo en la Asociación de Escritores, debido a su alto prestigio entre los intelectuales cubanos.

Y, por supuesto, el cada vez más y mejor reconocido intelectual siguió impartiendo conferencias sobre literatura soviética y la Perestroika en distintas provincias de Cuba.

Los años 88 y 89 también resultan muy movidos y viajeros: en 1988, Justo visita Yugoslavia entre octubre y noviembre y también pasó por la URSS, para asistir al XXV Encuentro Internacional de Escritores de Octubre. No vamos a insistir en todas las actividades culturales en las que toma parte, los talleres que realiza a todo lo ancho y largo de Cuba, los encuentros literarios en los que participa y la labor editorial que desempeña para el gobierno.

Un dato, sin embargo, que resulta muy especialmente reseñable: el 12 de octubre de 1989, Justo suscribe contrato como Traductor e Intérprete de idioma ruso y lo encontramos viviendo en El Vedado… cuando no está viajando ya que, entre abril y mayo, irá a Uruguay y Argentina, a firmar convenios de colaboración con la Asociación de Escritores de Uruguay e impartir en ambos países conferencias sobre literatura cubana.

Igualmente aparece por México, en octubre de 1989, en el I Congreso de la Asociación Internacional de Escritores Policíacos, como delegado por Cuba.

Un dato del expediente laboral: “Por su alta especialización y prestigio como traductor e intelectual es un factor importante de la Redacción. Su prestigio y conocimientos como autor de literatura policial le han merecido que se le haya encargado enriquecer la Colección Dragón de nuestra editorial, para la cuál ha realizado notables proposiciones desde antes”. También es reseñable que Justo fue jurado en el I Premio Internacional de novela policial de la Editorial Vanguardia, Nicaragua, en noviembre de 1989, lo que sirve para acreditar la enorme importancia que las letras policíacas estaban adquiriendo en el concierto latinoamericano gracias, entre otros, al empeño de un Justo Vasco por internacionalizar un género que es más, mucho más que un mero entretenimiento.

No es de extrañar que en una de sus Fabulaciones, Justo se definiera a sí mismo de la siguiente manera: “Desde hace varios días, diversas inquietudes me dan vueltas en la cabeza. Probablemente se deba a mi adicción a la información, a la manera absurda en que me atiborro de noticias, registrando Internet hasta altas horas de la noche y aprovechando el manejo, más o menos fluido, de algunas otras lenguas además del castellano”.