Justo Vasco

Biografía

Biografía básica

justo_032bdefJusto-Enrique Vasco Colás nació en La Habana, el 31 de octubre de 1943, hijo de Justo Enrique y de María de las Nieves.

Durante aquel año, en 1943, se produjeron algunos acontecimientos especialmente significativos en el mundo que veía nacer a Justo. Acontecimientos que, indirectamente, influirían en su vida.

Por ejemplo, los nazis se rendían en la batalla de Stalingrado, terminando uno de los asedios más crueles de los que guarda memoria la historia de la humanidad. Fue el principio del fin de la II Guerra Mundial y, por ende, el arranque de una Guerra Fría que influiría notablemente en la vida y en la obra de Justo.

Además, en los Estados Unidos, el ejército destina una partida de medio millón de dólares para financiar el Project PX que crearía la ENIAC o, lo que es lo mismo, la primera computadora de la historia.

Ese mismo año nacían músicos como Pablo Milanés, Jim Morrison, Keith Richards, Joan Manuel Serrat o George Harrison; escritores como Osvaldo Soriano o Reinaldo Arenas y, por ejemplo,  Antoine de Saint-Exupéry publica El principito.

Los primeros años de vida de Justo se caracterizaron, en Cuba, por una situación de relativa estabilidad. La II Guerra Mundial había propiciado un incremento de la actividad económica y productiva y la Constitución de 1940 garantizaba un marco de seguridad legislativa que, por desgracia, los diferentes presidentes del gobierno de aquellos años, Ramón Grau San Martín y Carlos Prío Socarrás, no fueron capaces de consolidar.

No hubo forma, en aquel período, de unos diez años de duración, de construir un régimen democrático perdurable, asentado sobre bases sólidas y garantías constitucionales que permitieran asegurar un futuro para la isla. Para esa Puerta de las Américas, en definición del también escritor cubano Amir Valle: leyes-moradaza para la prensa, censura y asesinato de dirigentes obreros que luchaban por una mayor justicia social terminaron desembocando en el golpe de estado que Fulgencio Batista protagonizó, el 10 de marzo de 1952, al mando de un grupo de militares.

Anulada la Constitución, el régimen de Batista dio por finiquitada la libertad de expresión, de reunión y de huelga e instauró la pena de muerte. Además, asestó un golpe mortal a la Autonomía Universitaria, eliminándola de un plumazo.

Por cuanto a la actividad productiva y económica, el gobierno de Batista ordenó reducir el trabajo en la zafra, lo que conllevó no solo una merma en los ingresos del país, sino un notable incremento del desempleo, una reducción del salario real de cientos de miles de cubanos y, en general, un notable descenso del poder adquisitivo de las capas más populares de la población.

Fue entonces cuando el joven abogado Fidel Castro entró en escena, en 1959.

Así las cosas, la primera juventud de Justo Vasco transcurrió entre libros y estudios, acreditando desde muy joven una notable facilidad y predisposición para los idiomas, lo que le permitió graduarse, sucesivamente, en inglés, ruso, francés e italiano. En sus propias palabras, que encontramos en otra de sus Fabulaciones: “Leo la noticia y no lo creo. Reviso el titular: está en inglés. Quizá, en un ataque prematuro de demencia senil, se me esté olvidando esa lengua que manejo desde que tenía doce o trece años, y de la que he traducido dos o tres docenas de libros y no sé cuántos artículos científicos. Pero no, entiendo lo que dice, palabra por palabra y frase por frase. Lo que no puedo es creer que sea en serio”. La noticia a la que se refiere la leía en Internet, en la web del New York Times. Pero eso sería después, mucho después.

Además, se especializó como traductor e intérprete de ruso, algo que marcaría y condicionaría el resto de su vida laboral, cultural, política y social.septiembre2004-007bw

Durante aquellos años cuarenta y cincuenta, Justo también aprovechó para sacar un graduado en Mecanografía, Taquigrafía, Secretariado, Peritaje Mercantil y Educación Comercial en la Escuela de Comercio de La Habana.

Muy evocadores son estos recuerdos de Justo, escritos en la España de los primeros años de la década del recién estrenado milenio, sobre la Cuba de su niñez, gastronómicamente hablando: “En La Habana, cuando yo era niño, el sueño gastronómico de la mitad de la población era una buena fabada (el de la otra mitad, un caldo gallego), y ponían los ojos en blanco al hablar de tales exquisiteces unas personas que difícilmente habrían podido ubicar Asturias en un mapa de España. Esas fabadas soñadas a pleno sol, cuarenta grados a la sombra, dan fe del entusiasmo de los emigrantes, y sin duda fueron causa de más de una apoplejía”.

Y es que fueron tiempos duros. Esto escribiría Justo, en una de sus Fabulaciones de La Voz de Asturias, en julio de 2003: Conozco bien el país donde nací. Sé de privaciones materiales, de carencias en los hospitales, de serios problemas de alimentación, y los sufrí en carne propia o en la de mis mayores. Y es verdad que el bloqueo norteamericano, brutal y prepotente como las guerras que emprende por todo el mundo, tiene una parte de la culpa. Pero no toda. En un país donde la eficacia en la producción agrícola está más penada que estimulada, por eso de que al viejo zorro barbudo no le da la gana de que nadie pueda enriquecerse trabajando, los que gobiernan tienen sometida a la población a un feroz bloqueo complementario. Y eso algún día quedará claro”.

Pero además de estudiar y con el fin de ganar algún dinero, Justo dedicaba parte de su tiempo a la venta de equipos electrodomésticos por La Habana. Un Justo Vasco, alto y desgarbado, siempre pausado en su caminar, al que algunas fotos de la época, de sus expedientes académicos, lo retratan ya con poco pelo y una mirada tan curiosa como inquisitiva. Como el propio Justo escribirá muchos años después, en una de sus colaboraciones en la prensa asturiana, hablando sobre la relación entre la curiosidad y la cultura: “una cosa da la otra, si falta curiosidad nunca habrá suficiente cultura”.

Y fue en 1959 que Justo comenzó su temprana andadura literaria, con la publicación de algunos versos en el Boletín de la Zona 4 del Movimiento 26 de julio en La Habana.